¿Qué hay detrás de mis síntomas?
Cada sistema de nuestro organismo es a su vez parte de un sistema mayor. Por eso, cada célula de nuestro cuerpo, independientemente del tipo que sea, se entera de lo que ocurre con las demás células. Esto es así porque nuestros pensamientos y emociones son escuchados y percibidos por cada una de ellas.
Somos una unidad compuesta por cuatro realidades inseparables: orgánica, cerebral, psíquica y energética, y existe una estrecha relación entre ellas. En función de un sentimiento particular, el shock afecta a una zona precisa del cerebro, visible por el escáner, a un órgano y a una realidad energética.
El síntoma o la enfermedad pueden aparecer por un shock (situación dramática), imprevisto, vivido en soledad y sin solución. Estos cuatro criterios, darán la posibilidad de manifestación del trauma a través de la biología. Cuando encontramos la solución, esos cuatro niveles sanan simultáneamente.
“Cada órgano dañado responde a un sentimiento”
A lo largo del día no satisfacemos todas nuestras necesidades fundamentales y cuando eso ocurre, nace una emoción, que quedara impresa si no es resuelta y su última posibilidad de resolver será en el cuerpo. Cada emoción corresponde a distintos órganos del cuerpo, ejemplo los riñones, es la pérdida de puntos de referencia. Cada órgano dañado responde a un sentimiento .Es una solución de adaptación y cada uno de ellos quiere satisfacer su propia función, es decir, atrapar oxígeno, alimentos, etc., si no lo consigue en un plazo razonable se produce un shock y nace el conflicto. Entonces, el inconsciente inventa una vía suplementaria de supervivencia; un síntoma, que es la solución o una tentativa de solución del inconsciente para bajar el estrés, por ejemplo, el miedo a morir de inanición atacaría el hígado.
Todos los síntomas tienen un significado biológico.
Por ejemplo: dolor de rodillas (articulación entre el fémur -muslo y la tibia y el peroné-pierna). La rodilla tiene principalmente la función de amortiguar, el amortiguador del cuerpo humano. También participa en la propulsión y en la articulación de los movimientos de las piernas. Cuando nos arrodillamos nos es muy difícil incorporarnos para huir o luchar, es una posición que refleja indefensión y sumisión. Es un conflicto de desvalorización, obediencia y sumisión. La pregunta al inconsciente sería: ¿Ante que me tengo que arrodillar o doblegar?
“Aquello de lo que no hablamos encierra la solución”
La persona que llega a la emoción oculta, le dará la posibilidad de la solución. Por lo tanto nuestros pensamientos, creencias y emociones influyen en nuestra calidad de vida. Sacar a la luz las emociones estancadas y su relación con las creencias, contribuye a la liberación e incide sobre el bienestar emocional. Aquello de lo que no hablamos encierra la solución.
Autor: Rosario Lozano -Terapeuta-especialista en Bioneuroemoción – rosario.lmontemayor@gmail.com
Text traducido o revisado por – Text übersetzt oder lektoriert von Blasco Traducciones http://www.blasco-traducciones.com/
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